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Cuéntame, viajero

Cuéntame, viajero, que vienes de allá
cuéntame del valle, de los verdes prados
y de las montañas, y de aquella aldea
de casitas blancas entre el robledal.

Cuéntame, viajero, que vienes de allá
cuéntame de aquella pobrecita anciana
de cabellos blancos, que triste mi ausencia
llora sin cesar.

. . . cuéntame de aquellos muchachos
que fueron conmigo a la escuela.
cuéntame de aquella niña angelical
que al prado venía conmigo a jugar.

-cuéntame, viajero, que vienes de allá!!!
-¿quieres que te cuente? Y a mí me da pena
Porque cosas tristes tengo que contar.


-¡Aunque sean tristes! ¡cuéntame, viajero
toda la verdad! ¡cuéntame y no tardes
que por un cabello se me puede ahogar!
-dime de la aldea.

 

- La aldea y el valle se encuentran igual, con sus picos de nieves eternas, las montañas azules están el prado verdea, y como bandada de palomas se ven, las casitas blancas en el robledal.

-Dime de los mozos.-Los mozos se fueron
para Angola un día, y no han vuelto ya.


-Dime de la dulce niña angelical. . .


-A la dulce niña la ví tan hermosa
la ví tan gallarda y...ya casada está.

- Dime de la anciana.

 

- La anciana tu ausencia dejó de llorar para siempre a la sombra de un sauce descansando está.


-¡Cállate, viajero, que me has puesto triste!
 ¡Cállate, viajero, no me cuentes más!!! 

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